ACOSO ESCOLAR POR PARTE DE PROFESORES Y COMO COMBATIRLO
El acoso del profesor hacia el alumno
¿cuáles son las maneras concretas de acosar un profesor al alumno? Las hay muchas y muy variadas. Y lo que es peor, el blanco a elegir suele ser bastante amplio. Por empezar, lo más común es la agresión mediante palabra, la humillación en público frente a los compañeros, la burla, el desprecio y, por encima de todas las cosas, el trato desigual ante los demás. El comportamiento diferencial con unos y otros alumnos hace de esto algo mucho más grave de lo que parece en un sitio donde tendría que reinar la equidad.
Haciendo una mala interpretación del sistema educativo, algunos docentes abusan de su situación de poder, por una razón o por otra, de los alumnos “tomados como blanco”, que sufren desaprobaciones de exámenes sin causa visible, trato distante, mentiras, castigos, hasta llegar a casos graves de acoso como lo pueden ser el de tipo sexual (mucho más común de un profesor de sexo masculino al alumnado del género opuesto), alcanzando ribetes gravísimos como las amenazas de diferente índole. Pero en todo esto tiene mucho que ver la conformación de identidad del docente acosador.
El profesor que ejerce el acoso escolar suele ser una persona que transporta sus problemas cotidianos y sus frustraciones hacia su alumnado, que en
realidad tendría que recibir de ellos instrucción y formación. Generalmente están convencidos de que deben aplicar rigurosamente su autoridad. Incluso el reconocido autor en materia de bullying Tim Field ha llegado a trazar un perfil bastante elocuente de estas personas, que tienen “rasgos narcisistas, paranoides, se autoconvencen de que tienen razón en su hostigamiento y de que su comportamiento es justo (…). Tienen sentimientos de inferioridad y fracaso; son incapaces de afrontar su incapacidad y para desviar la atención sobre sus limitaciones arremeten contra otros; son irresponsables e incompetentes”. Drástico pero no errado en sus palabras ha sido el investigador.
Los docentes que practican bullying sobre alumnos suelen actuar motivados por el miedo. El miedo a perder el control de una clase, el miedo a ser agredidos por los jóvenes e incluso el miedo a ser dejados en ridículo por aquellos que se muestren talentosos e inteligentes. Lo más normal es que sean personas sin demasiada experiencia, formación ni preparación previa para tomar tamaña responsabilidad, la de educar a las futuras generaciones.
.AQUI UNA PEQUEÑA GUIA PARA IDENTIFICAR Y DEFENDERSE SIN LLEGAR A LA VIOLENCIA:
Detención
Es fundamental conocer la forma en que trabaja un agresor. Es un individuo que planifica sus estrategias y, para tener éxito, apela a diferentes recursos. Básicamente, este tipo de atacante pone en práctica sistemáticamente las siguientes técnicas:
La mentira. Es su arma principal. Como lo que más le importa es la trama que va tejiendo alrededor de usted, puede decir cualquier mentira que le sea útil en un momento determinado.
El chataje. Siempre propone intercambios que supuestamente benefician a su víctima, pero no son más que burdas maniobras.
La generación de miedo. La idea de proteger siempre es falsa en el acosador. Lo que en realidad quiere transmitir es miedo. En ese contexto, puede actuar como “salvador”, solucionando los problemas que él ha fabricado.
La culpa. Uno de sus recursos predilectos. Si logra provocar culpa, hará que sea usted quien acuda a él.
Para ponerse en acción, debe fijar sus propias reglas de conducta. Es lo primero que conmoverá al acosador, que es quien quiere fijarlas por usted. Luego, intente poner en práctica los principios que le proponemos y empezará a deshacerse de esta molesta agresión que puede llegar a causarle mucho daño.
Estrategias de defensa
Lo primero que usted debe hacer es evitar enfrentarse abiertamente. Eso es lo que estimula al acosador. No tolere situaciones donde, supuestamente “por su bien”, intenta tomar decisiones por usted y decirle lo que debe hacer. Siempre tratará de utilizar todos sus recursos para influenciarlo y someterlo, y así mantener el poder sobre usted. Suele utilizar recursos como: “¿Para qué almuerzas con tu hermana una vez a la semana, si ella no te necesita para nada?”, o “Este nuevo cliente no es bueno para ti, creo que lo atendera tu compañera”. Ante esta clase de situaciones:
Confirme su postura
Responda firmemente ante estos recursos de sometimiento. “Puede que mi hermana no me necesite, pero me encanta estar con ella”, o “Me parece bien que deribe el cliente a mi compañera si confía en ella, pero sepa que me encanta contactar nuevos clientes”. El acosador espera que vacile, así que nunca lo haga.
Trate de diálogar francamente con él
Pero si ve que se niega -abiertamente o no- a hacerlo, deje las cosas como están. Recuerde que él busca el enfrentamiento para ejercer su supuesto dominio.
Nunca le hable en todo confidente
Reduzca todo intercambio personal o íntimo, porque así no le dará opción a que use la demagogia o pueda manipular hechos o intenciones. Y, por supuesto, si se trata de una relación de trabajo, evite toda invitación o sugerencia de almorzar juntos, tomar café, etcétera.
Marque los límites
Mantenga claramente las distancias. Aun cuando pueda evitar el trato (por ejemplo por cuestiones laborales), fije un marco en el que ese trato se manejará.
Apóyese en los demás
Confiando en amigos o compañeros, haciéndolos participar del problema que tiene, hallará esa seguridad de la cual las actitudes de su perseguidor, a veces, le generan dudas.
No deje pasar desapercibido a su agresor
Aclare siempre la situación señálelo con nombre y apellido, diciendo claramente cuánto le molesta la situación. Y no se desanime si la primera actitud de la persona a la que le cuenta lo que lo que pasa es minimizar el hecho, pero manténgase firme en expresar lo que le sucede.
Trate de reunir pruebas de lo que pasa
Una agresión psicológica se enfrenta con hechos concretos. Por ejemplo: si el perseguidor lo molesta con llamadas telefónicas, grábelas. Junte notas, cartas, todo lo que sea palpable como prueba. Pero siempre manteniendo cierta distancia de la situación, para que ésto no se convierta en una obsesión incontrolable.
Actitud mental frente al agresor
Una vez que usted haya aprendido a detectar a un agresor psíquico y conozca la forma en que éste procede, puede desvial el mal simplemente con el poder de su pensamiento. Tenga en cuenta que la negatividad siempre puede invertirse y ser transformada en algo inocuo o, incluso, positivo. Cuando sienta las vibraciones adversas que surgen de su agresor, concentre su propio pensamiento en esa energía y trate de visualizarla como una nube negra que permanece suspendida entre los dos. Reprográmela poco a poco, utilizando su mente. Imagine que lentamente la nube se va disipando, disolviendo hasta desaparecer por completo. En su lugar, cree en su pensamiento un cristal fino pero indestructible, totalmente transparente. Será una barrera entre usted y su agresor, pero le permitirá verlo y vigilarlo de tal manera que siempre será consciente de sus intenciones.